lunes, 13 de abril de 2009

La verdadera historia de Emilio Greenberg (2/2)


Con los años he conseguido, a pesar de todo, reunir una pequeña historia inconexa de aquellos episodios de la vida de Greenberg que más han podido ser corroborados, aunque las pruebas firmes de que realmente ocurrieran son escasas. Se suele decir que nació en Amberes, aunque mucha gente asegura que su familia lleva generaciones establecida en el barrio de Golders Green, al norte de Londres. Su dominio tanto del inglés como del francés, el flamenco y hasta cuatro idiomas más, hacen muy difícil confirmar alguna de las hipótesis. De padres comerciantes, por su ascendencia judía se le relaciona, a nivel de parentesco, con figuras como Albet Einstein, Nils Böhr, Bob Dylan, Leonard Cohen o Woody Allen. Se da por supuesto que tuvo una educación superior, si bien no se sabe exactamente en qué pasó sus años de universidad. Personalmente, estoy convencido que Greenberg estudió Física Estadística, o Química Física, pues jamás he visto a ningún literato convencional, hablar con tanta soltura de temas tan complejos. Lo cierto es que empezó a viajar muy pronto, a los quince años o quizá antes. Se cuenta que, cuando era joven, vendió su alma al diablo en un cruce de carreteras para ser el mejor guitarrista del mundo. Y que, más tarde, compartió piso en Londres con Bert Jansch, John Renbourn y Davy Graham. Muchos le sitúan como el guitarrista anónimo que estuvo en la primera sesión del Astral Weeks y nadie recuerda quién era. Luego, en su historia hay un lapsus, hasta que reaparece en Sudamérica, donde es el primero en socorrer a Hector Lavoe cuando se intenta suicidar, lanzándose al vacío desde un quinto piso. No falta quien cree que es el autor de la novela “El lazarillo de Tormes”, y el tema de guitarra clásica “Romancero anónimo”, aunque las pruebas en estos casos son inconsistentes. Me han enseñado fotos viejas, de sesiones de grabación de Miles Davis y John Coltrane, donde un borroso personaje de fondo, con gabardina gris y fumando pipa, es identificado invariablemente como Emilio Greenberg. Desgraciadamente, la calidad de las imágenes en estos casos, no permite despejar la sombra de la duda. Por otro lado, en esas mismas fechas se le sitúa también en un pub de Cambridge en el que entabló amistad con Francis Crick, una noche en la que éste entró diciendo que “había encontrado el secreto de la vida”. Lo que sí parece bastante establecido, es que durante los 60 y los 70 visitó varias veces la India, primero con los Beatles y más tarde con John McLaughlin, probablemente por motivos espirituales, pues sentía Greenberg cierta simpatía por la filosofía oriental. Entre medias se sabe que hizo al menos un viaje a Jamaica, ya que fue allí donde empezó a interesarse por la electrónica junto a su amigo King Tubby, a quien conoció haciendo un módulo de formación profesional. También fue en Jamaica donde, se dice, estuvo en la cárcel por posesión de marihuana, aunque fue liberado cuando Toots, probablemente por defenderle, pues eran muy amigos, se autoinculpó del delito.

Cuando un día nadie volvió a saber de Greenberg, los rumores empezaron a circular. Unos dijeron que se había ahogado en el Mississipi, otros que había muerto de una “self-inflicted knive wound”, pero nada se supo nunca a ciencia cierta. Personalmente, dudo mucho que realmente sufriera una sobredosis con pastillas para dormir, como también se ha dicho, pues su perfil psicológico nunca me pareció el de un insomne. Desde entonces, algunos de sus discípulos decidimos rendirle homenaje creando esta fundación con su nombre y manteniendo encendida, día a día, la llama de su memoria.