miércoles, 21 de abril de 2010

The Biggest Thing Since Colossus


Hola greenbergs, hoy os traigo un gran disco muy blusero del que fue el pianista ‘de toda la vida’ de la banda de Muddy Waters: Otis Spann, para los adeptos, el pianista de blues y boogie-woogie por excelencia. En este disco le acompañan en la grabación algunos miembros de (ni más ni menos…) Fleetwood Mac, que al parecer estaban de gira por los USA e hicieron migas con Spann. Reconozco mis prejuicios hacia Fleetwood Mac como la gran mayoría de la gente de mi edad, pero no os dejéis engañar por los 80, estos tíos eran muy buenos y las guitarras de Peter Green en The biggest thing since Colossus son prueba de ello. Que lo disfrutéis.




01.My Love Depends On You
02.Walkin'
03.It Was A Big Thing
04.Temperature Is Rising (100.2°F)
05.Dig You
06.No More Doggin'
07.Ain't Nobody's Business
08.She Needs Some Loving
09.I Need Some Air
10.Someday Baby

lunes, 12 de abril de 2010

To be or not to bop?

Os dejo con un fragmento del libro que Dizzy Gillespie escribió junto con Al Fraser, "To be or not to bop", donde se comentan algunas ideas muy parecidas a las que vimos expresar por aquí a Brian Eno hace algún tiempo. Sigo pensando que la mayoría de las quejas de las grandes discográficas no son más que pataletas por perder una posición dominante que les ha permitido históricamente llevarse la tajada más grande y más jugosa del pastel. Las negritas son mías:

"La gente con pasta y visión suficientes como para invertir en el bebop ganó algún dinero. Es decir, no fue poco. Las grandes sumas fueron a parar a los propietarios de la música, no a sus intérpretes. Los empresarios ganaron mucho más que los músicos, porque sin dinero para invertir en la producción de su propia música, y a veces gestionando mal lo que ganaban, los músicos de jazz moderno fueron víctimas de las fuerzas del mercado. De alguna manera, generalmente a costa del intérprete, el empresario de jazz siempre se convertía en el propietario y conseguía más de lo que le "correspondía". Durante la época del bebop, nos robaron más dinero del que se había robado en toda la historia del jazz hasta ese momento. Nos robaron mucha música, muchas cosas. Ibas a mirar y veías que tu composición llevaba el nombre de otra persona, y decías:

- ¿Y éste qué tiene que ver con ella?

Pero no podías hacer nada al respecto. La comercialidad descarada no nos gustaba, porque degradaba la calidad de nuestra música. Al protestar contra el engaño y el timo nunca quisimos decir que estuviéramos en contra de ganar dinero. Para mí nunca fue de gran importancia adoptar una posición política contra la comercialidad ni intentar hacerme con el control de algo. La gente que robaba no podía crear, así que yo me atuve sobre todo a la creación musical, intentando que mis obras estuvieran siempre protegidas."