Os dejo con un fragmento del libro que Dizzy Gillespie escribió junto con Al Fraser, "
To be or not to bop", donde se comentan algunas ideas muy parecidas a las que vimos expresar
por aquí a Brian Eno hace algún tiempo. Sigo pensando que la mayoría de las quejas de las grandes discográficas no son más que pataletas por perder una posición dominante que les ha permitido históricamente llevarse la tajada más grande y más jugosa del pastel.
Las negritas son mías:
"La gente con pasta y visión suficientes como para invertir en el bebop ganó algún dinero. Es decir, no fue poco. Las grandes sumas fueron a parar a los propietarios de la música, no a sus intérpretes.
Los empresarios ganaron mucho más que los músicos, porque sin dinero para invertir en la producción de su propia música, y a veces gestionando mal lo que ganaban, los músicos de jazz moderno fueron víctimas de las fuerzas del mercado. De alguna manera,
generalmente a costa del intérprete, el empresario de jazz siempre se convertía en el propietario y conseguía más de lo que le "correspondía".
Durante la época del bebop, nos robaron más dinero del que se había robado en toda la historia del jazz hasta ese momento. Nos robaron mucha música, muchas cosas. Ibas a mirar y veías que tu composición llevaba el nombre de otra persona, y decías:
- ¿Y éste qué tiene que ver con ella?
Pero no podías hacer nada al respecto.
La comercialidad descarada no nos gustaba, porque degradaba la calidad de nuestra música. Al protestar contra el engaño y el timo nunca quisimos decir que estuviéramos en contra de ganar dinero. Para mí nunca fue de gran importancia adoptar una posición política contra la comercialidad ni intentar hacerme con el control de algo.
La gente que robaba no podía crear, así que yo me atuve sobre todo a la creación musical, intentando que mis obras estuvieran siempre protegidas."